A
SU MENORÍA
Todos
estamos en este mundo para cumplir una misión;
cuando nos damos a echar de menos, nos volvemos instrumentos útiles de
ayuda al prójimo, o simplemente cuando arrancamos una sonrisa a alguien, ese
simple hecho hace ya de nuestra existencia un verdadero y valioso propósito, ¡solo
nos falta siempre hacer más de estas mejores cosas…¡claro!
Así
también, por ejemplo los hombres con grandes dotes artísticos son también
quienes marcan una trascendental imagen en nuestras vidas, dándonos alegrías,
llevándonos a experimentar la sensación de admiración y pasión, por lo que son
o por su trabajo, ¡grandes en verdad!
Trabajar
para dar alegría es un labor por demás decirlo fascinante, nadie más pudo
hacerlo, tan bien como el divertidísimo “Robín Williams” multifacético además, de
dúctil e histriónica personalidad actoral, ¡Todo un genio en verdad!
Cuesta
saber que ya no podrá seguir brindándonos su genialidad; porque seamos sinceros,
en muchos de los casos el actor hace la película, esto aplica para los de
renombre, ¡claro!; y el nombre de nuestro estimadísimo genio es grande.
Muchos
dicen que el verdaderamente genio no es capaz de caer en el inexorable mundo de
los vicios y el desequilibrio, ¡y si! Tienen razón; el detalle es que todos
somos seres humanos con cierta cantidad de defectos y virtudes, a merced de las
fuerzas externas que menguan nuestra integridad; los artistas pasan gran parte
de su vida tratando de ganar lo que ellos llaman el respeto de los demás, y
estos “los demás” llegan a amar lo que los genios hacen, inclusive tratan de
descifrar la forma en la que lo hacen; ¿ pero puede una persona con tanto hasta
aquí, poder dominar su propio respeto, poder respetarse, valorarse, darse su
lugar y no caer en la cruel tentación, que no es más que un espejismo que te
lleva al borde de la cornisa, ¡alucinación total¡ ? …
Se
dice que el genio es bueno en una cosa pero malo en otra, a todos nos interesa
saber que es lo bueno que nos puede ofrecer y casi y sin pensarlo siquiera
dejamos de ver que está más allá de lo bueno del artista, ¡pues claro somos
cruelmente indiferentes! Ignoramos por completo la otra faceta, quizá y si
quisieran saber cómo hace tan bien su trabajo deberíamos entender que lo
impulsa, a que se sobrepone, contra que lucha día a día, y aun a pesar de todo ello
nos cautiva, nos embelesa, nos apasiona; solo en ese momento nos daremos cuenta
de la real fortaleza que debe tener un genio para ser lo que es.
Robín
Williams, dejo huella, ese fue su propósito, ya nadie olvidara el gran
trabajo de este genio.
S.C.R